jueves, 7 de julio de 2011

La niña dentro del complejo de castración

Hay grandes misterios desde los inicios de la humanidad donde el hombre por mucho tiempo busco entender a las mujeres sin éxito alguno, así como las mujeres no lograban entender a su opuesto, pero como buscar una igualdad cuando no existe tal, mas haya de la diferencia anatómica existen diferencias psíquicas inconscientes totalmente diferentes que no se determinan solamente por opuestos.

Hay que tomar en cuenta que el niño y la niña inician el complejo de castración de la misma manera y aproximadamente a la misma edad por lo que se podría deducir que antes de esta etapa ambos son individuos idénticos, exceptuando claro está la anatomía siendo entonces hasta este momento psíquico cuando se muestran las diferencias en cuanto a la sexualidad.

¿Retomemos este planteamiento, cual es la diferencia entre estos si es el mismo complejo?

Como se mencionó antes tanto en el hombre como en la mujer, el complejo de castración inicia desde la fantasía omnipotente donde todo el mundo tiene un pene, en este momento la niña ignora la diferencia entre los sexos siendo totalmente feliz con su vagina, se encuentra con su clítoris al cual le otorga el mismo valor que el niño a su pene, entonces nos encontramos conque ya sea que se presente bajo la forma del órgano viril o del clítoris en la niña, el pene es un atributo universal para ambos sexos.

El paso que hace la diferencia dentro de este proceso es cuando la niña observa y conoce los genitales masculinos, en ese momento de observar el órgano viril es cuando ella llega a admitir que no tiene el órganos masculino, la niña al observar el pene de un hermano o compañero de juego el ser mas grande que su órgano lo llega a reconocer como si fuera el mismo órgano que ella pose y en ese momento nace la envidia fálica.

La diferencia radica en que el efecto en el niño es progresivo mientras en la niña inmediato, el niño vive la castración como temor, mientras la niña lo vive como deseo de poseer lo que vio y la cual se siente castrada.

Hasta este momento la niña tomaba este problema como persona, hasta que poco a poco llegar a darse cuenta que otras mujeres también sufren esta fortuna, entre ellas su madre, en este momento la niña al darse cuenta que todas las mujeres poseen la misma desventaja inicia sus reproches hacia la madre, los cuales se deben a no haberla poseído de este preciado órgano que tanto desea, es entonces donde el primer reproche hacia la madre el cual se encontraba sepultado resurge nuevamente, por lo tanto el darse cuenta de la castración de la madre conduce a la niña a separarse por segunda ves de esta y elegir entonces elegir al padre como objeto de amor.

Desde este mundo se dividen las actitudes que la niña puede tomar, decisivas para el desarrollo de su feminidad.

La mujer no envidia el pene

De primera instancia la reacción de la niña al darse cuenta de la diferencias anatómicas es alarmarse completamente, por lo que se aleja de toda sexualidad, se nieva a la rivalidad con el varón por consecuencia no conserva la envidia de pene.

El deseo de poseer el pene

La pequeña puede obstinarse demasiado en que un día poseerá este órgano igual que el varón y así ser semejante a los hombres, es entonces cuando ante la castración conserva el deseo de poseer un día el pene, se concentra completamente en ser un hombre, creyendo que un día poseerá la masculinidad, muchas veces su elección de objeto es homosexual, toman aun como zona erógena su clítoris.

El deseo de poseer un sustituto a el pene.

Esta última reacción de la niña es el reconocimiento inmediato y definitivo de la castración, esta última actitud femenina la cual Freud denomina como “normal” se diferencia por distintos cambios.

La niña al darse cuenta de que la madre siempre estuvo castrada la rechaza y comienza a tener sentimientos hostiles sobre ella, así es como la niña cambia su objeto de amor hacia el padre, ahora el padre se vuelve el dueño de los sentimientos tiernos de la niña, es así como comienza el complejo de Edipo femenino que durara el resto de la vida de la mujer.

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