viernes, 17 de junio de 2011

LA SEXUALIDAD INFANTIL ( erotismo oral y anal )


Antes que nada es importante hacer la aclaración de que Freud se refería con instinto sexual a todas las excitaciones que los infantes experimentan y no solamente a manifestaciones genitales, cosa que es muy frecuente que se tome de esa manera en la opinión popular.

Podemos afirmar que el ser humano como organismo necesita sobrevir , el cual se vale de los instintos para llevar a cabo esta tarea, pues estos son los que animan y dirigen a todo ser. Tomando en cuenta que el instinto despierta excitaciones, el fin de este no es mas que producir placer y ahorro de displacer.

El infante al nacer se encuentra con su primera necesidad para la supervivencia, que es la nutrición, ¿pero en realidad el niño pensara en comida?. Freud nos habla sobre ciertos órganos principales que se adaptan para mantener vivo al ser humano, y que se encuentran cargados por la energía de los instintos, el cual despierta excitaciones en ellos, que para satisfacerlas se necesita de una cierta actividad motora, en este caso la primera de estas es la succión o chupeteo, que fisiológicamente cumple la función de alimentar al niño atreves de la leche materna. A estos órganos Freud los llamo zonas erógenas, los cuales, en un principio la succión cumplió la función de satisfacer el apetito del niño, que en el momento al producirle placer atraves del pezón, este lo asocia con una satisfacción sexual, el cual pronto se separa de él buscando el placer que dé el obtiene. Esto lo podemos sostener por el hecho de que aun satisfecho el apetito del niño, el infante sigue chupeteando el dedo, sus propios labios o cualquier parte del cuerpo que se encuentre a su alcance.

No todos los niños realizan este acto de la succión. Debe suponerse que llegan a él aquellos en los cuales la importancia erógena de la zona labial se halla

Constitucionalmente reforzada. Si esta importancia se conserva, tales niños llegan a ser, en su edad adulta, inclinados a besos perversos, a la bebida y al exceso en el fumar; mas, si aparece la represión, padecerán de repugnancia ante la comida y de vómitos histéricos. Por la duplicidad de funciones de la zona labial, la represión se extenderá al instinto de alimentación. Muchas de mis pacientes con perturbaciones anoréxicas, globo histérico, opresión en la garganta y vómitos, habían sido en sus años infantiles grandes «chupeteadores».

También la zona anal cumple la misma función sexual, diferenciándose solamente de la actividad motora que se deberá de llevar a cabo para la satisfacción y la función fisiologica.los niños revelan su excitabilidad erógena por el hecho de retener y acumular eses fecales en el recto, el cual al pasar por el esfínter produce una vía de excitación sexual. En un principio los cuidadores en un momento que se cree apropiado llevan al niño al orinal, y este prefiere retener las eses para asegurar una buena dosis de placer, no importándole ensuciar sus espacios. Pero, además, entraña para el infantil sujeto otras varias e importantes significaciones. El niño considera los excrementos como una parte de su cuerpo y les da la significación de un «primer regalo», con el cual puede mostrar su docilidad a las personas que le rodean o su negativa a complacerlas. Desde esta significación de «regalo» pasan los excrementos a la significación de «niño»; esto es, que según una de las teorías sexuales infantiles representan un niño concebido por el acto de la alimentación y parido por el recto. La retención de las masas fecales intencionada, por tanto, al principio, para utilizarlas en calidad de excitación masturbadora de la zona anal o como un medio de relación del niño, constituye además una de las raíces del estreñimiento tan corriente en los neurópatas. La importancia de la zona anal se refleja luego en el hecho de que se encuentran pocos neuróticos que no posean sus usos y ceremonias especiales, escatológicos, mantenidos por ellos en el más profundo secreto.

En las neurosis, la represión recae principalmente sobre las zonas genitales propiamente dichas y éstas transmiten su excitabilidad a las restantes zonas erógenas, que en la vida adulta han pasado a un segundo término y que en estos casos vuelven a comportarse nuevamente como genitales. Pero, además, como sucede en la succión, toda otra parte del cuerpo puede llegar a adquirir igual excitabilidad que los genitales y ser elevada a la categoría de zona erógena. Las zonas erógenas y las histerógenas muestran los mismo caracteres.

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